La mayoría de los reptiles se han adaptado a la vida terrestre, pero se ha descubierto que algunos viven en el agua. Una de sus adaptaciones es su piel resistente y escamosa. Otras de las adaptaciones que han permitido su supervivencia en tierra son que incluyen unos pulmones bien desarrollados, un sistema circulatorio de doble circuito, un sistema excretor que conserva el agua, fuertes extremidades, fertilización interna y huevos terrestres con cascarón. Además los reptiles pueden controlar su temperatura corporal cambiando de lugar.
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